Expedición Atlántico

Las bases de esta expedición son el Océano Atlántico y José Saramago. El Océano Atlántico porque  uniremos  Cabo San Vicente situado en el extremo sudoeste de Portugal con el Cabo de Fisterra ubicado al noroeste de Galicia (España) a través de más de 4.000Km de caminos y pistas.

Será José Saramago, a través de su libro “Viaje a Portugal”  quien nos guiará y nos invitará a viajar “según nuestro propio proyecto, dando mínimos oídos a la facilidad de los itinerarios cómodos y de rastro pisado, aceptando equivocarnos en la ruta y volver atrás, o perseverando hasta inventar salidas desacostumbradas al mundo” porque, quien mejor para guiarnos que “un viajero que viajó por su país. Que viajó por dentro de sí mismo, por la cultura que lo formó, que registró las impresiones, las voces, el murmullo infinito de un pueblo”.

 Será este un itinerario que no viene en las guías y que parte de Bragança donde iniciamos la expedición por buenas pistas a través de las cuales descubriremos joyas naturales como la Reserva Natural da Serra da Malacata; la ruta de las Aldeas Históricas de Portugal; pueblos mágicos como Monsanto del cual nuestro guía escribe “Hay lugares por donde se pasa, hay otros adonde se va. Monsanto es de éstos...”;  pueblos medievales como Marvao, Jurumenha; conjuntos megalíticos como el “Crómlech dos almendres” aparentemente construido en los albores del Neolítico; ciudades como Evora que tal y como describe nuestro guía “logró defender el pasado sin quitarle espacio al presente”  y donde nos encontramos con el mejor monumento a transitoriedad de la vida, A Capela dos Ossos, construída en el siglo XVI con los huesos de 5.000 personas recopilados de los cementerios de la ciudad y alrededores en un intento de que las personas no dieran tanta importancia a lo material. 

Expedicion Atlántico - PortugalContinuamos nuestra expedición a través de alcornocales, olivares y campos de cereales hasta encontrarnos con el Río Guadiana y con el mayor salto de agua del sur de Portugal, O Pulo do Lobo;  bordeando el Guadiana a través de “Quintas” abandonadas llegaremos a las cumbres da Serra da Carapinha que nos acercarán al Océano Atlántico y a Cabo San Vicente, en el Algarbe, donde pasaremos la noche acompañados por el rugir del mar y la luz del faro que iluminará nuestro camino hacia el Norte. A partir de aquí nuestro camino se fundirá con el Océano a través de pistas donde reinan los acantilados, rasgados aquí y allá por pequeñas playas abiertas por la desembocadura de cursos de agua como los del río Mira. Disfrutaremos de tramos de arena que bordean el mar y de pistas que discurren entre pinares o alcornocales que nos llevan de nuevo hacia el centro del Alentejo; de ciudades  como Cascais, la Serra de Sintra donde los palacios más fastuosos como el Palacio da Pena, se enfrentan al más humilde convento, el de los Capuchos edificado en 1560 y del que nuestro guía escribe “Quien aquí decidió venir para vivir y morir, realmente buscaba la humildad”; Cabo de Roca, Obidos, Nazaré, Pedrógâo  donde comenzaremos a circular por pistas de arena hasta llegar al Poço do Inglés para divertirnos en una gran hoya de arena. Desde aquí nuestro camino continuará entre pinos y pistas de arena hasta Aveiro desde donde pondremos rumbo norte para llegar a Galicia, “la de la niebla y el orballo; la de los castros celtas y de las minas ansiadas por los romanos; de infinidad de lomas, fragas de robles y soutos de castaños”, donde nos esperan el Macizo Central Ourensano con la ruta de los Carrilanos, la historia de miles de trabajadores que con un descomunal esfuerzo construyeron la línea del ferrocarril entre Puebla de Sanabria y Ourense. Una obra de infraestructuras que estaba prevista para cinco años y tardó treinta en terminarse. A través de viejos caminos y pistas llegaremos a la estación de esquí en Cabeza de Manzaneda donde disfrutaremos de uno de los atractivos de esta tierra, su gastronomía. Desde As Maceiras nos adentraremos en las montañas y valles de Las Sierras de Os Ancares y O Caurel, puertas mágicas de entrada a la Galicia auténtica, a la de tradiciones milenarias y paisajes de fantasía. 

La sierra de O Caurel está atravesada de norte a sur por el río Lor, que serpentea entre bosques y suaves lomas, en un recorrido sembrado de caseríos rurales, algunos abandonados, y pequeñas aldeas en un meritorio proceso de restauración. La historia de Os Ancares está íntimamente ligada al Camino de Santiago, a través de sus valles viajan cada año miles de peregrinos hacia Compostela. A su paso por las sierras orientales, nos darán la bienvenida las pallozas, el elemento arquitectónico más representativo de Os Ancares y auténticos vestigios de la cultura castrexa que aún guardan recuerdos celtas en su interior y  que también podremos contemplar en O Cebreiro, puerta de entrada en Galicia al Camino de Santiago, donde el templo, Santa María a Real do Cebreiro, de origen prerrománico, es el más antiguo del Camino Francés . Siguiendo el Camino pondremos rumbo a Santiago de Compostela donde como escribió Álvaro Cunqueiro “se acerca uno como quien se acerca al milagro” y de la que Gabriel García Márquez dijo “ Es una ciudad viva, tomada por una muchedumbre de estudiantes alegres y bulliciosos, que no le dan ni una tregua para envejecer. En los muros intactos, la vegetación se abre paso por entre las grietas, en una lucha implacable por sobrevivir al olvido, y uno se encuentra en cada paso, como la cosa más natural del mundo, con el milagro de las piedras florecidas”. Santiago de Compostela objetivo final del peregrino a la que  Hemingway definió como “la más hermosa que he visto jamás” Nada nuevo se puede añadir salvo una cita de Goethe en la que afirma que "Europa se hizo peregrinando a Compostela". Como colofón a esta expedición partiremos hacia Cabo Fisterra para construir el último tramo de unión entre dos pueblos que son uno, Portugal y Galicia. Allí brindaremos con la puesta de sol de la tierra de los dinosaurios dormidos junto al mar (así describió el paisaje de las rías Hemingway) quien rindió homenaje a estas playas y a la ciudad del Apóstol bautizando al pescador de su libro más universal “El viejo y el mar” con el nombre de Santiago.